Carlos Duguech

SKU: 624969
$22.000,00
4 x $5.500,00 sin interés
Ver más detalles
¡Genial! Tenés envío gratis
¡Agregá este producto y tenés envío gratis!
Envío gratis superando los $35.000,00
Entregas para el CP:
Envío gratis superando los $35.000,00
¡Agregá este producto y tenés envío gratis!
Calcular
No sé mi código postal
Descripción
Formato: LIBROS
Editorial: Vinciguerra
Encuadernación: Tapa Blanda
Idioma: Español
ISBN: 9789877501285
Páginas: 112
Dimensiones: 22.5 x 15.5 cm
Fecha Publicación: 12/2016

Sinópsis
La filosofía que cultivo y la poesía que nos ofrece Carlos Duguech son dos modalidades distintas de la palabra. Mientras una discurre entre argumentaciones la otra deja volar la imaginación y juega con el lenguaje. La condición humana es el lugar común, la tierra dónde crece, luminosa, la reflexión filosófica y danza libremente la imaginación poética. Ambas tienen una estirpe en común: sonidos rodeados de silencios que señalan sus límites. Ambas abrevan en la misma fuente: la urgencia de los hombres de pensar por sí mismos -sin la tutela de los dioses- en una magnífica artimaña del espíritu contra la muerte. William Blake lo dijo: “la eternidad está enamorada de las obras del tiempo”. Cristina Bulacio ¿Qué quiere este hombre de mí? Siento el peso de esa mirada insistente, cada vez que pasa por esta plaza. Y es a mí, no al General que me da la espalda. Me acosa un poco. No parece darse cuenta que por más que busque mi mejor perfil, o tal vez el peor, no voy a poder brindarle nada. Nuestro diálogo ilusorio es un monólogo que hasta cierto punto me halaga. Sostengo mi báculo, un poco cerrando el signo de interrogación de su empuñadura, ya que no necesito preguntar. Eugenia Flores de Molinillo 30Borges30 es un título audaz y apropiado para un libro mentiroso, en el mejor de los sentidos de la palabra. Porque Duguech promete que rendirá un homenaje formal y ortodoxo, en sacrosantos versos endecasílabos, al mayor escritor argentino de todos los tiempos, a los 30 años de su partida. Eso creemos entender los lectores al comenzar la lectura. Y termina por propiciar un fenómeno nada solemne y sí muy borgeano: se convierte en el demiurgo que hace pensar y hablar a una estatua que, a su vez, intenta parecerse a Borges. Nada más y nada menos. Menuda tarea que culmina exitosamente. Como era de esperarse de un escritor con todas las letras; enamorado –sin posibilidad alguna de salvación– de las palabras de nuestro idioma; naturalmente dotado para la poesía. Sí. Carlos Duguech e s poeta sobre cualquier otra cosa. Mercedes Chenaut