Jose Ortega Y Gasset
3 cuotas de $12.466,67 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $37.400,00 |
1 cuota de $37.400,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $37.400,00 |
2 cuotas de $18.700,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $37.400,00 |
3 cuotas de $12.466,67 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $37.400,00 |
4 cuotas de $9.350,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $37.400,00 |
6 cuotas de $6.233,33 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $37.400,00 |
1 cuota de $37.400,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $37.400,00 |
1 cuota de $37.400,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $37.400,00 |
2 cuotas de $22.129,58 | Total $44.259,16 | |
3 cuotas de $15.120,82 | Total $45.362,46 |
3 cuotas de $15.936,14 | Total $47.808,42 |
3 cuotas de $16.101,95 | Total $48.305,84 |
1 cuota de $37.400,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $37.400,00 |
1 cuota de $37.400,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $37.400,00 |
Sinópsis
Una de las empresas más extraordinarias de las muchas que acometió Ortega y Gasset fue, sin lugar a dudas, la publicación entre 1916 y 1934 de los ocho volúmenes que conforman El Espectador, obra de la que se nutre esta antología. Frente a otros títulos de la producción orteguiana, quizá más conocidos para el gran público, El Espectador tiene la innegable ventaja de ser su obra más personal y la que quizá más apela a la personalidad de sus interlocutores. En palabras del propio autor, «una obra íntima para lectores de intimidad». Por otro lado, y tratando de huir de la imagen petrificada y canonizada de un filósofo de manual o enciclopedia, el Ortega de nuestro tiempo no puede ser sólo el de sus grandes obras maestras, sino que puede e incluso debe ser el hombre del día a día que se paseaba por la calle y escribía con total naturalidad sobre todo aquello que oía y veía, sin filtros y sin tapujos, con el cerebro en plena ebullición y con las emociones a flor de piel. Un hombre que, como él mismo confesaba en 1915, nunca pretendió «tener otra virtud que ésta de arder ante las cosas».